Turquía es imposible de atrapar en solo dos semanas. Sus riquezas naturales e históricas, sus tradiciones culturales y culinarias, la amabilidad y calidez de su pueblo, la diversidad de su paisaje y geografía, bien le valen eslóganes publicitarios como: “Tierra de sol y de historia” o “Tierra de civilizaciones”. Puedo comprender a aquellos que han decidido irse a vivir allá, es una tentación seguir sus pasos. Me preguntan qué fue lo que más me impactó de ese país y si me gustaría volver. Mis respuestas son categóricas: ¡Todo, absolutamente todo, me impactó! y ¡Volveré! Como escribiera el poeta turco Orhan Veli (1914-1950): “Estoy escuchando a Estambul, con los ojos cerrados”. (FIN)
(PROVERBIOS 4:23)