Refugiados Ucraninos: AFLIGIDOS PERO AGRADECIDOS

El tema de la guerra en Ucrania dejó de ser la noticia más importante en los informativos de todo el mundo. La invasión iniciada en febrero, es uno de los grandes fracasos de Putin, según expertos. Ni el ególatra ruso, ni muchos de los que hemos seguido el tema, esperábamos que se prolongara tanto. Unos cuantos aguardábamos mayor contundencia por parte de Occidente. Pero, sin dudas, las grandes potencias prefieren no arriesgar demasiado y se conforman con boconear desde la comodidad de los salones de conferencias y los foros internacionales. Mientras tanto, hay un país cuya paz ha sido arrebatada deliberadamente; sus ciudades, campos, industrias, destruidos; sus ciudadanos masacrados o empujados al exilio; planes personales, sociales, nacionales, rotos con brutalidad; hogares desintegrados, muchos con miembros desaparecidos o muertos; familias que nunca más podrán volver a sus casas; mujeres y hombres, jóvenes y viejos, estudiantes y trabajadores, víctimas de la arrogancia y el rejuego político de los poderosos.
Hace un año conocí en Esmirna, Turquía, al pastor ucraniano ARKADIY NAYDENOV, quien además de ser plantador de iglesias, pastorea una desde 2008, y es el director del Centro de Capacitación Misionero Seaside, en Odesa, la gran ciudad portuaria del Mar Negro. Padre de dos varones y una niña, junto con su familia se vio impelido a salir del país rumbo a Sudáfrica, de donde su esposa Anneke es originaria. Su testimonio y punto de vista, a pesar de ser coincidente con lo que los medios de comunicación y las redes sociales nos ofrecen, tiene el aditivo del hombre de fe. A continuación comparto una carta enviada por Naydenov, donde relata de manera resumida su experiencia.
CARTA: Llegamos a Sudáfrica el 9 de abril. Aunque todavía estamos en transición de muchas maneras, quiero tomar un tiempo para compartir algunos de los muchos milagros de Dios que pudimos presenciar desde el momento en que decidimos salir de Ucrania.
Milagro 1: Puedes irte: Cuando comenzó la guerra, a los hombres en edad de luchar se les prohibió abandonar el país. Mi esposa y los niños no estaban emocionados por irse sin mí. Sin embargo, unos días después llegó una excepción para aquellos que son padres de tres o más niños, o cuidan a un menor con necesidades especiales. Ahora podíamos salir juntos, en familia: además de tener tres hijos, mi primogénito, Misha, sufre de diabetes crónica y es dependiente de la insulina.
Milagro 2: Un ángel: El tiempo promedio de espera en la frontera para salir de Ucrania, era de 72 horas. Esto parecía inconcebible con un bebé de tres meses, al aire libre y con temperaturas por debajo de cero. Mientras Anneke hacía preguntas sobre cómo cruzar hacia Hungría sin visa, uno de los miembros del personal -que pidió no mencionar su nombre-, se ofreció para llevarnos, y a la mañana siguiente lo hizo. Desde que salimos de la ciudad hasta que estuvimos del otro lado, pasó menos de una hora. Fue absolutamente sorprendente cómo Dios nos protegió y auxilió. Él envió a ese ángel, que nos brindó una ayuda tan necesaria, pero inimaginable en las circunstancias en que nos encontrábamos.
Milagro 3: La guerra abrió muchos corazones: Mientras esperábamos en una gasolinera del lado húngaro a que nuestro anfitrión nos recogiera, otra familia de refugiados de Ucrania se nos acercó con una pregunta: “¿Sois creyentes?”. Esto nos pareció extraño, porque conversábamos en inglés. Cuando les pregunté cómo se habían dado cuenta, dijeron que unos cristianos los habían ayudado mientras esperaban en la frontera, y que veían en nosotros el mismo amor que en aquellos. Les compartimos el Evangelio de inmediato, se mostraron muy abiertos y receptivos. Por favor, oren por su salvación
Milagro 4: Los anfitriones: La familia Petrik, el personal de la organización Mensajeros Internacionales en Hungría y su iglesia, fueron anfitriones increíbles, una maravillosa bendición para nuestra familia. Fueron tan buenos, que nos resultó muy difícil salir de ese país cuando nos llegaron los documentos.
Milagro 5: Los documentos: Al tercer día de haber cruzado la frontera, “accidentalmente” descubrimos que Anneke, quien es sudafricana, y Erik, mi hijo menor, necesitaban registrarse en Hungría, de lo contrario estaríamos infringiendo la ley. Teníamos menos de siete horas para hacerlo. ¡Fue un shock para nosotros! El registro debía realizarse en una ciudad a dos horas de distancia y no hablamos nada de húngaro. Parecía desesperanzador. Sin embargo, el Señor nos cuidó y tuvimos todos los papeles en orden solo cinco horas después de habernos enterado del problema. ¡Dios es fiel!
Milagro 6: Provisión de Dios: Salimos de Ucrania con cuatro mochilas pequeñas. Cuando llegamos a nuestro destino, en Hungría, tenían un poco de ropa para nosotros. Misha y Erik sacaron el mayor partido. Unos días después, le pedimos a Misha que devolviera la ropa que no necesitaba, pues quien hizo la donación para él, fue un niño que le dio TODA su ropa. Ahora, el chico estaba sentado sin nada para vestirse. Alabamos al Señor por la bondad y la generosidad de ese muchacho.
Milagro 7: Ayuda de la oficina del presidente: Una vez en Hungría, el proceso para viajar a Sudáfrica, que esperábamos tomaría unas pocas horas, se extendió casi seis semanas. Quedamos atrapados entre dos departamentos de la embajada sudafricana, que se suponía nos ayudarían, pero no lo hicieron. Mientras luchábamos contra la frustración y nos esforzábamos por seguir confiando en que Dios nos guiaría, un ex asistente personal de Nelson Mandela, se nos acercó. ¡Fue muy alentador! ¡El Señor nos enviaba apoyo en todos los niveles! Estamos muy agradecidos con tanta gente amable que encontramos en nuestro camino.
Milagro 8: Medicamentos para Misha: Como nos estábamos quedando sin suministros para diabéticos, alguien hizo una publicación al respecto, que muchas personas solidarias compartieron. Una miembro del círculo de madres con niños diabéticos en Hungría, vio la publicación, reunió los medicamentos, y contactó a una enfermera que fue desde otra ciudad a la iglesia donde nos alojábamos, con todo lo que Misha necesitaba. Conocedor de nuestra necesidad, Dios la cubrió en el momento oportuno.
Milagro 9: La ciudadanía de Erik: Debido a la invasión rusa, Erik, que nació en noviembre de 2021, no pudo obtener el reconocimiento de su ciudadanía, lo que nos complicó bastante las cosas. En Ucrania nos dijeron que tendríamos que esperar tres o cuatro meses después de la guerra. Bueno, hace solo unos días lo recibimos en la embajada de Ucrania en Sudáfrica. ¡Dios es milagroso!
Milagro 10: Los incrédulos invitan a los incrédulos a escuchar el Evangelio: Mientras estuvimos en Hungría, fuimos invitados a compartir la Palabra con los refugiados ucranianos en la ciudad de Tata. El primer domingo se presentaron 12 personas. El domingo siguiente se registraron más de 50 o 60. Cuando le pregunté a la iglesia local, si habían hecho publicidad adicional del evento, dijeron que no: los no creyentes que escucharon el Evangelio el primer domingo, comenzaron a invitar a otros. Esto nos recordó las palabras del Señor en Oseas 6:1-2: “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él”. Hubo muchos más milagros, pero creo que debo detenerme aquí para no alargar demasiado esta carta.
¿Qué pasa ahora? Aunque estamos en Sudáfrica, todavía no hemos llegado. Ahora trabajamos en la ciudadanía sudafricana de Erik. El proceso es muy lento y, quizá, azaroso. En lugar de recibir un permiso familiar de dos años, solo nos concedieron una visa de tres meses, que vencerá en breve. Mientras tanto, visitamos a familiares, amigos, simpatizantes y compartimos en grupos de estudio bíblico. Por favor, oren para que seamos un estímulo para aquellos a quienes vemos. Continuamos comunicándonos con quienes todavía están en Odesa. Ellos se reúnen de forma regular para adorar y tener compañerismo. Cancelamos el Centro de Capacitación Misionero de Seaside para este otoño. Fue una decisión muy dolorosa, pero valoramos la situación real de Ucrania. Desde Sudáfrica ministramos a la iglesia que sirve a los refugiados ucranianos en Polonia. También proyectamos hacer lo mismo en Hungría. Pedimos oración para recibir sabiduría en esta actividad.
¿Qué sigue? Teniendo en cuenta la apertura al Evangelio que hemos observado en los refugiados, así como nuestra experiencia en consejería, deseamos apoyar a los ucranianos que se encuentran actualmente diseminados por muchos países europeos, a través del cuidado de traumas. Para la mayoría de los emigrados a raíz de la guerra, un tremendo miedo y desesperación se asientan una vez que se despiertan a salvo. Preguntas como: ¿Cómo mantendré a mi familia en un país cuyo idioma no hablo? ¿Cómo cuidaré a mis hijos? ¿Dónde viviré una vez que no pueda continuar en un refugio temporal? No tengo hogar, ni familia, ni ahorros, ¿cómo voy a vivir? Las tremendas pérdidas y la incertidumbre del mañana pesan sobre millones de personas que ahora están a salvo en Europa. Es nuestro deseo servirles, pero no queremos nada más que la voluntad y la guía del Señor. ¿Podría unirse a nosotros en oración por este asunto?
¿Cómo están? Con frecuencia nos hacen esta pregunta. Por un lado, estamos muy desgarrados por los horrores de la guerra, por la enorme turbulencia que trajo a nuestras vidas, por las grandes interrupciones de los ministerios que se nos confió y, por otro lado, la incertidumbre de dónde y cómo será el mañana. Pero a lo largo de este viaje estamos experimentando el amor y el cuidado de Dios, que se nos manifiesta de varias maneras. Estamos afligidos pero agradecidos… ¡Alabado sea el Señor por su fidelidad! ¡Muchas gracias por su apoyo, aliento y cuidado durante este viaje! ¡Apreciamos a cada uno de ustedes! Bendiciones, Arkadiy, Anneke, Misha, Karla y Erik
Donación: Si desea participar financieramente en nuestro ministerio, puede hacerlo a través de donaciones en línea: https://give.im-usa.org/naydenov, o enviar un cheque a: 110 Orchard Court PO Box 618. Clear Lake, IA 50428 (Por favor, escriba en la línea de memo del cheque, que el dinero es para el Ministerio de Arkadiy y Anneke Naydenov. Para donaciones desde Canadá: www.im-canada.ca/donate (Por favor, consigne que la donación es para el Ministerio de Arkadiy y Anneke Naydenov). Para donaciones desde Sudáfrica: Bank: Capitec Name: ANNEKE NAYDENOV Account number: 1531652938

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