Es invierno intenso en Kansas City y recuerdo mi último verano, en España. Un verano inolvidable por lo que viví y por las temperaturas dignas de un horno, como dignas de un congelador son las que disfrutamos actualmente en el medio-oeste norteamericano. Pero, por esos secretos del ser humano, mi mente está allá, y el anhelo de repetir la experiencia es cada vez más fuerte. Creo que Dios nos permite estas vivencias para mantenernos vivos y aferrados a una esperanza que nunca muere. Según las estadísticas, España es uno de los países más visitados del mundo y uno de los mejores para vivir. Y no lo dudo. Conforme a lo observado en los dos viajes que he hecho a esa nación, vale la pena pasar largas temporadas allí e, incluso, residir por años, sino por siempre. Por supuesto, la mía es la visión del turista o del visitante que se deja deslumbrar por todo lo bello y la calidez que ofrece esa hermosa tierra. Pero quienes se han establecido en el lugar igualmente dan fe de ello. Los cub...
(PROVERBIOS 4:23)