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Mostrando entradas de 2011

Señales, alarma… ¡celebración!

Su primera habitación fue el establo de un bullicioso mesón, y Su primera cuna el pesebre donde comían los animales. El Rey de reyes y Señor de señores vino al mundo como el más pobre de los hombres. Sin embargo, Su nacimiento estuvo acompañado por señales en el cielo, alarma en Jerusalén, y celebración en Belén. La Palabra da testimonio de que una estrella nunca antes vista, brilló sobre el cielo de Belén, y atrajo la atención de los que observaban en espera de una señal. Guiados por la inusual luz, magos del oriente llegaron a Jerusalén indagando por el Rey de los judíos, y alarmaron al rey Herodes, quien sintió temblar las columnas de su reino: he ahí “la simiente de la mujer” que le aplastaría la cabeza. Pero en Belén había una fiesta especial. Más allá del ruido del mesón y de las calles, por la multitud llegada de todas partes de Israel para ser censada, unos pastores de ovejas, en las afueras de la ciudad, fueron avisados por un ángel, y asistieron a la alabanza entonada por una...

God Bless America!!!

Llegué a los Estados Unidos un lustro después del fatídico 11 de septiembre de 2001. Como ciudadano de este planeta global, las imágenes de las Torres Gemelas siendo impactadas por los aviones y su posterior derrumbe, están grabadas de manera permanente en mi memoria. Creo que a todos nos ocurre igual. Desde el mismo instante de los acontecimientos, no han dejado de circular por todas las vías de comunicación posibles, de modo que pronto se hicieron familiares para el mundo y pasaron a formar parte de la iconografía universal. Aun para alguien como yo, que recibía la información filtrada por el tamiz de los medios de prensa cubanos al servicio de la ideología antinorteamericana, fue evidente la exaltación del espíritu patriótico y cristiano de esta nación. Por esos días, me confirman quienes vivieron de cerca los hechos, las banderas y los carteles con mensajes alusivos, proliferaron como nunca antes. En cada casa, en cada establecimiento o negocio, esa era la carta de presentación. Am...

Ángeles desamparados: 10 años

Ha transcurrido una década desde la publicación de Ángeles desamparados (Ediciones Bayamo, 2001), la novela de mi amigo Rafael Vilches, en cuya gestación y nacimiento participé de manera activa. Eran los tiempos en que el Grupo Literario Espiral daba sus mejores frutos y se hacía notar en la provincia cubana de Granma y otros espacios literarios y culturales de la Isla. También fue la época en que surgieron las editoriales provinciales y los jóvenes escritores lograron burlar de cierta forma el ostracismo a que estaban condenados por las editoriales nacionales. No solo para su autor, asimismo para sus amigos y para los entusiastas de las novedades literarias, la salida de este libro devino transgresión del status quo de Bayamo, ciudad que en el siglo XIX se destacó por la mente universal de sus intelectuales, pero que hoy día es un santuario del conservadurismo. A todos nos pareció valiente por parte de Vilches, darle vida a personajes y situaciones tan similares a la realidad, que er...

El cine de mi infancia

Una conversación trivial con un amigo, despertó en mi memoria el recuerdo del cine de mi infancia: un viejo caserón de madera, puntal alto y techo de hojas de zinc, que por los años ’70 de la anterior centuria, cuando yo era un niño, pugnaba con sus últimas fuerzas para no irse al suelo, pero que debió tener su época de oro en las décadas de los 30 a los 50. Mi pueblo, cuyo nombre original es Charco Redondo -rebautizado en 1968, el año de mi nacimiento, como Minas Harlem-, fue escenario en la primera mitad del siglo XX de una próspera explotación de manganeso. Como suele ocurrir en tales casos, la floreciente extracción del mineral atrajo a las más variopintas especies. Además de los hombres que en busca de ocupación corrían desde las cuatro esquinas de la isla cubana, llegaron las abnegadas trabajadoras del sexo, los vendedores de artificios y diversos enseres, los cirqueros y un largo etcétera. Como símbolo de la abundancia proliferaron las fondas y bares, con sus juegos de billar y ...