Hubiese preferido escribir sobre mi visita a la Estación vieja del ferrocarril de Kansas City, convertida en un excelente lugar de esparcimiento para niños y adolescentes; o sobre las altas temperaturas que me agobian como si nunca hubiese vivido en el trópico, y provocan fuertes tormentas al anochecer; o sobre la situación política de Honduras, donde otro presidente elegido democráticamente hace fuerza para acuchillar la democracia; o sobre… Pero al cabo me dejo vencer por la marea informativa del fin de semana: la muerte de Michael Jackson, ocurrida el pasado jueves por un paro cardiaco en Los Ángeles, copa los titulares de todos los medios de comunicación, que tejen los entramados de uno de los grandes mitos de los finales del siglo XX y principios del XXI. Pude haber tomado la primicia y convertirme en uno de los millones de terrícolas que el reciente 25 de junio se apuraron en repetir la noticia. A las cuatro de la tarde cuando salí del trabajo, la televisión todavía homenajeaba a...
(PROVERBIOS 4:23)