Ha transcurrido una década desde la publicación de Ángeles desamparados (Ediciones Bayamo, 2001), la novela de mi amigo Rafael Vilches, en cuya gestación y nacimiento participé de manera activa. Eran los tiempos en que el Grupo Literario Espiral daba sus mejores frutos y se hacía notar en la provincia cubana de Granma y otros espacios literarios y culturales de la Isla. También fue la época en que surgieron las editoriales provinciales y los jóvenes escritores lograron burlar de cierta forma el ostracismo a que estaban condenados por las editoriales nacionales. No solo para su autor, asimismo para sus amigos y para los entusiastas de las novedades literarias, la salida de este libro devino transgresión del status quo de Bayamo, ciudad que en el siglo XIX se destacó por la mente universal de sus intelectuales, pero que hoy día es un santuario del conservadurismo. A todos nos pareció valiente por parte de Vilches, darle vida a personajes y situaciones tan similares a la realidad, que er...
(PROVERBIOS 4:23)