Ha transcurrido tan solo una semana del 2010 y parece que el tiempo es mayor. La convencional distensión de las celebraciones propias de la fecha, se esfumó con la misma velocidad con que nos pareció había llegado luego de 12 meses. Da la sensación de estar metidos en una pista con Usain Bolt como contrincante. La cotidiana ojeada a los titulares nacionales e internacionales nos pone delante de un plato que se repite hasta asquearnos. Sin embargo, seguimos pegados a las interminables páginas, quizá en busca de la noticia que aporte esperanza en medio de tanta desazón y oscuridad. Internet es mucho de lo mismo. Si no fuera por que las opciones no sobreabundan, a veces preferiría desconectarme de una vez y para siempre. Pero conforme al cariz de este siglo eso resultaría poco menos que un suicidio. Andan por ahí los que se preguntan cómo será la vida de aquellos millones que no conocen la gran red. Presiento que les va mejor que a quienes hemos creado adicción a ella. Por lo menos no se ...
(PROVERBIOS 4:23)