Arquitectura española en Kansas City

Incluida en la lista ’60 of the World’s Great Places’, de la organización Project for Public Spaces, Country Club Plaza es una de las áreas urbanas de mayor belleza en Kansas City, Missouri. Para el conocedor de las tradiciones arquitectónicas españolas, pasear por ese entorno provoca el sorprendente disfrute de un estilo presente no solo en la Península Ibérica, sino además en la mayoría de los países latinoamericanos que estuvieron bajo su coloniaje.
De modo que para alguien como yo, amante de los arcos de medio punto, las techumbres de tejas, los barandales de madera, las cúpulas arábigas y los mosaicos, entre otros detalles que forman parte de un gusto estético heredado de la hispanidad y el criollismo, encontrar en el corazón de los Estados Unidos tal homenaje tuvo efecto similar al que dicen provocan los flechazos de cupido.
Construida en 1923, gracias a los proyectos del urbanista Jesse Clyde Nichols (1880-1950), quien contrató al famoso arquitecto Edward Buehler Delk (1885-1956), Plaza ocupa un espacio de 55 acres, a unas cuatro millas del Downtown de KC. Sus creadores se inspiraron en la arquitectura sevillana, de moda a principios del siglo XX en EE.UU., con excelentes ejemplares también en Florida.
Desde su inauguración cobró fama en la nación norteamericana y el mundo, por ser el primer distrito comercial en el planeta que al mismo tiempo agrupaba gran cantidad de tiendas y restaurantes (más de 150 y de una docena, respectivamente, hoy), y permitía el fácil acceso a ellos en los automóviles. Esa parte de la ciudad igualmente es sede de múltiples eventos culturales, pues junto a sus parques y plazas propicios para tales actividades, están sus galerías de arte, cine y librería.
A diferencia de muchas urbes coloniales hispanas, Country Club Plaza es un santuario del orden y el equilibrio, particularidad que al recorrerlo nos recuerda donde estamos a pesar de sus similitudes con aquellas.

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