Edilberto Yesterday

Por Enmanuel Castells Carrión

Mi amigo, el periodista Carlos Manuel Pérez Avalos, se encontró conmigo en las redes de la Internet y me pidió, lleno de alegría, que me asomara a su blog. A pesar del poco tiempo que dispongo para la navegación (vivo en Cuba) accedí a su página y me encontré con la soberana sorpresa de un rostro amigo, apegado en mimos de amor con su esposa, y más abajo la impiedad del tiempo en una foto añeja donde estamos Carlos M. Pérez, Edilberto Rodríguez Corredera y yo.
Después de casi 14 años ausentes de contacto, Edilberto se reencontraba con Carlucho, hoy día radicado en Kansas City, USA, y el otro un poco más al norte, en Canadá. Los recuerdos que le afloraron al periodista lo llevaron a aquella etapa de pinitos profesionales en una emisora regional, la cual, si bien no es de las mejores del país, aún suele autopromocionarse bajo el slogan de “Radio Bayamo: tu emisora de siempre”. Cierto que allí le dimos rienda suelta a una creatividad desbordada como suele suceder cuando se trata de juventud con determinado talento y afinada pasión.
(CASTELLS Y EDILBERTO EN LA HABANA,)

Recuerdo el día que conocí a Edilberto, para entonces yo era plantilla de la citada emisora y su padre era uno de mis buenos amigos y buenos grabadores. Fue en la esquina de Céspedes y Figueredo, bien cerca de mi casa, de la suya y de Radio Bayamo. Le dije que me acababan de regalar un disco de Bryan Adams (un disco negro, de acetato y platino. Nada de Compact Disc) y ahí mismo dejó de ir para donde iba, subimos a mi casa y nos fuimos a la suya a escuchar aquella compilación de éxitos que contenía la placa. No era todavía el tiempo del exitazo: 'Everything I do it for you', pero ya Bryan Adams tenía una carrera hecha y podíamos degustar clásicos de él como 'Heaven'.
Es curioso: el primer contacto nuestro se debió a un cantante canadiense. Tiempo después y de un modo definitorio, Edilberto se fue a vivir a Canadá; aunque no sé si alguna vez ha ido a algún concierto del mítico músico. Quería agregar que mi disco de Adams, terminó siendo de Edilberto, no recuerdo cómo, jajaja
Fue así como nació una amistad de mucha intensidad, diáfana, casi patológica porque nos veíamos mucho y aprendimos juntos que podíamos hablar de música, mujeres y otros temas de la vida. Su madre y la mía estaban emparentadas en edad y oficios educativos, mi madre solía cambiarle el nombre de Edilbertico por Gilbertico, vivíamos demasiado cerca y la sala de su casa fue escenario de tertulias, meriendas y audiciones musicales.
Yo había parido un programa en Radio Bayamo que se llamaba Rockeando, salía los sábados a las 5:00 pm durante 30 minutos y tenía una audiencia básica. Él lo había escuchado y tenía ideas más frescas, más novedosas, y sabía cómo irle mejorando el sonido de aquella media hora. A mi me cayeron de maravillas los temas que intercambiábamos, se notaba que era inteligente al vuelo y sorprendía por su juventud lo bien que había interiorizado el pensamiento espiritual de José Martí. Tenía una dicción excelente, tanto en castellano como en inglés (idioma del cual se había graduado y era metodólogo provincial).
Típico de mí que soy dador, le extendí los micrófonos de mi programa, mis guiones solían ser muy técnicos e informativos, mientras que su sangre caliente le inyectaban al espacio una dinámica de la radio moderna que se venía haciendo en Cuba en los años 90.
Edilberto escuchaba un programa en bandas de FM y allende los mares que se llamaba Top 40, lo conducía un emblemático locutor norteamericano: Sharon Steven, del cual Edilberto copiaba los éxitos del momento a nivel mundial y regrababa entrevistas a Jon Bon Jobi, Billy Joel o Rod Steward. Todo eso lo metía en la siguiente edición de nuestro programa y generaba un impacto de resonancias extraterritoriales.
Para ser una radio territorial, nuestro programa tenía todo lo que necesitaba para sentirse a la altura de un programa de carácter nacional y no exagero si muchas veces no estuvimos por encima de cualquier expectativa en cuanto a inmediatez informativa en el mundo del rock, el pop y sus derivados. Nos gustaba el rock a reventar y supimos establecer las diferentes corrientes que se han derivado de este género desde su nacimiento en los albores del 50. Recuerdo que uno de los slogans de Rockeando aseveraba que este sonido era la música por excelencia del siglo XX.
Nos gustaban Los Beatles (espero que le siga gustando), a mi John Lennon, a él un poco más Paul Mc Cartney, sobre todo aquella versión de In my live que hiciera Rod Steward. A veces solía dar los créditos del programa anunciándome como Enmanuel Lennon Castells y terminaba diciendo: “y yo…Edilberto Rock dríguez Corredera, recuerden que lo importante es seguir en esto”. Su padre que estaba al otro lado de los cristales, subía los controles y se escuchaba una música fantástica rectificándonos que el rock sigue siendo por excelencia la música del siglo XXI.
Dejé el programa casi total en sus manos; para el primer cumpleaños de Rockeando imprimió unos carteles que le daban promoción al espacio y nos atrevimos a colocar algunos en las paredes y postes de la ciudad. No sé cómo se las agenció en un poligráfico para imprimir aquellas cosas en cartulina real. En aquellos tiempos entabló amistad con el grupo Gens lidereado por Alexis Morejón, quien después pasó al grupo Moncada y que ahora vive en Miami, porque siempre se interesó mucho en el rock cubano mientras yo le hacía entrevistas a Edesio Alejandro y a Mario Dally director del grupo Monte de Espuma. Todo eso hacíamos dos guajiros para una emisora como Radio Bayamo cuando el mundo aún parecía inocente. Siempre me sorprendía con algo nuevo, por eso no puse reparos de que en la segunda etapa de vida del programa, empezara a llamarse ‘Rock y algo más’, el nombre con el que alcanzó total popularidad y le dio bríos para otro nuevo proyecto que salía en la banda contraria a la de AM: FM and Rock.
Luego vino su etapa como animador turístico en la provincia de Granma y con ello su matrimonio con una nativa de Canadá, país a donde se fue a vivir hace más de una década. Fui el padrino de su boda, ya vivía yo en La Habana. Fui el único amigo que lo recibió de regreso a Cuba en la casa de sus padres, en La Palma, y todavía recuerdo las palabras que me dijo mientras me abrazaba. Se leyó mi primer intento de libro y me dio las sugerencias que ningún editor jamás me ofreció. Pasé Navidad con él en el hotel Kholy y nos retratamos delante de un pino en el restaurante El Patio, frente a la Catedral. Me contaba cómo es Canadá y en una foto que me dedicó arrodillado en la nieve se preguntaba: “¿Qué hago yo aquí?”.
No puedo decir todos los temas humanos que solíamos comentarnos, las preocupaciones que nos embargaban y el modo en que queríamos proyectar el futuro de nuestras vidas. Un día vino de visita y nos habló por primera vez de Patricia, su esposa actual que es argentina y con la que ya lleva varios años. El modo más confiable de saber que todavía me quería como uno de sus mejores amigos fue cuando me dijo: “No sabes lo importante que es para mí en un país como Canadá, donde casi todo el mundo habla inglés o francés, escuchar una voz en castellano que te dice: te quiero mi amor, te extraño. Eso no tiene precio, Castells…”(CASTELLS Y SU ESPOSA SANDRA)
Luego se fueron distanciando los correos electrónicos y se nos encaramó una nube de silencio maldito que me hizo rascar la cabeza más de una vez. Creo que no sabe nada de mi presente, de la mujer que me acompaña hace 4 años que es hermosa y se llama Sandra, que tengo un nuevo hijo porque ella me lo trajo con 5 años y se llama Kevin, que los míos naturales ya tienen 20 y 16, que he publicado dos libros de cuentos (Fabulación de la memoria y El ojo con que mira el ciego), que he realizado dos exposiciones personales de fotografías, que trabajo como Representante de una Empresa de Arte que se llama Caribe Photo PostCard S.A y que estoy lubricando los laberintos de mi primera novela. Quizás no sepa que mis correos electrónicos son budy2000cu@yahoo.com y castelb@enet.cu, por eso se los pongo aquí a ver si se da el milagro del reencuentro.
Cada vez que escucho ‘Yestarday’, la mítica canción de Paul Mc Cartney, me acuerdo de él. Edilberto Rodríguez no debe saber que guardo una grabación de su voz cantando esa hermosa melodía en el Estudio 1 de Radio Bayamo. Es una cinta magnetofónica de 30 minutos, alemana, marca ORWO, y como casi siempre jugábamos delante de los micrófonos, tengo muchas cosas más en el eterno disco de mi memoria y de mi corazón.

Comentarios

  1. Se nos pusieron nostálgicos los bloggeros...

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  2. Yolanda Molina:
    Carlos, creo que por esos azares de la vida, conozco a Budy, no personal pero si por terceros, creo que es el autor de unas fotos de Bayamo publicadas en mi blog que él gentilmente, me las hizo llegar a petición de mis primas, que tú también conoces, me encantó este post, tanto como el anterior, siento ese goce cuando recupero coordenadas de amigos, me alegro por los tres...
    Te escribo a tu correo porque una vez más no logro dejar comentarios, un abrazo, yo

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