¿Qué Cambios?

DECLARADO ADMIRADOR DE LINCOLN, BARACK OBAMA SE PROPONE GOBERNAR CON UN "EQUIPO DE CONTRARIOS”. ¿LOGRARA SU PROMESA DE CAMBIOS? TODO ESTA POR VER, LA VERDAD SE SABRA A PARTIR DE ESTE MARTES, CUANDO ASUMA LA PRESIDENCIA.

El Gran Día llegó. Apenas un par de pestañazos y estaremos asistiendo al estreno mundial de la película mejor publicitada de los últimos tiempos. Barack Obama, el hombre más admirado por los norteamericanos, el galán más deseado por las mujeres, será el protagonista de una cinta que en su primera parte durará cuatro años. Todavía no sabemos si tendrá zaga.
Muchos ven en la nueva producción demasiados (y sospechosos) puntos en común con otra ya vista en los noventas, cuyo reparto estuvo encabezado por el inefable Bill Clinton. Y es que a pesar de anunciarse una historia diferente, con intrigas inesperadas dado el escenario en el que se desarrollará, y efectos especiales espectaculares que, no obstante, harán honor a antiguos filmes, la repetición de actores en papeles principales crea inconformidad entre los críticos.
Como suele ocurrir en los festivales y premiaciones cinematográficos, el público en general no se asusta por ese detalle y, contrariamente, se siente satisfecho, casi eufórico, con el gabinete escogido por el presidente electo, según indican las encuestas. La voz de alarma surge de los medios de comunicación alternativos, sobre todo los que circulan en Internet, muy bien usados por Obama cuando hacia campaña por el puesto que logró con limpieza en las urnas.
Mientras los electores siguen esperanzados en las transformaciones prometidas, los profetas políticos analizan con inquietud la composición del próximo gobierno de los Estados Unidos, donde hay de todo un poco, se pudiera decir, si tenemos en cuenta la procedencia ideológica, racial y genérica de los escogidos. Antes que los periodistas encontraran el símil, el afroamericano se apresuró en declararse admirador de Abraham Lincoln, quien abolió la esclavitud respaldado por un “equipo de contrarios”.
Promotor del libro Team of Rivals, donde la historiadora Doris Kearns Goodwin exalta el genio político del denominado mejor presidente estadounidense, Obama se ha propuesto aplicar una fórmula riesgosa y, no obstante, con éxito en el siglo XIX. Algunos estudiosos se empeñan en sacar a la luz los dolores de cabeza que le trajo a Lincoln tal decisión, en cambio los hechos son elocuentes: derrotó al sur esclavista y unió al país bajo la misma bandera, a pesar de la profunda crisis que entonces lo diezmaba.
Amante de los símbolos y consecuente con lo que se ha propuesto, el inquilino 44 de la Casa Blanca, mañana usará la misma Biblia sobre la que juró su héroe al asumir la presidencia en 1860. Sin embargo, todo eso forma parte de la parafernalia efectista de alguien que se ha propuesto impresionar el devenir nacional e internacional y para ello se vale de un contundente vocablo: cambio.
Pero llama la atención, por ejemplo, que ninguno de los nombrados por Obama sea favorable al fin de la guerra en Irak, cuando uno de los aspectos de su discurso electoral que le dio mayor cantidad de seguidores, fue precisamente la retirada de las tropas y la conclusión del conflicto bélico. Que le haya propuesto al Secretario de Defensa de George W. Bush, Robert Gates, continuar en su puesto y la aceptación de este, ha abierto inmensos signos de interrogación.
Sin detenernos a hablar de Hillary Clinton, su rival en la campaña electoral y ex-primera dama durante el anterior mandato demócrata, llamada para conducir la política exterior norteamericana, quien nunca ha ocultado su apoyo a la contienda en terrenos iraquí y afgano, y dispuesta a atacar a Irán de ser necesario, como lo hizo saber cuando rivalizaba por la posición que ganó Obama.
La solución de la actual crisis económica, es sin dudas la principal preocupación del nuevo presidente, de lo que depende asimismo como se le apreciará en la posteridad. Sobre esto también se mueven cientos de preguntas: el team económico del que se ha hecho rodear, aseguran los expertos, está muy implicado con el caos que hoy se vive.
En un artículo titulado “La decepción de Obama: el equipo económico de Obama es el de Yeltsin”, el avezado economista Michael Hudson, planteó:
“Ha nombrado como asesores económicos al mismo equipo hostil al mundo del trabajo y amigo del mundo de las finanzas que llevó a los cleptócratas al poder en Rusia a mediados de los noventa. Su asesor Robert Rubin ha conseguido colocar a sus protegidos en puestos claves: Larry Summers, que como presidente del Banco Mundial forzó la privatización a precios de regalo para los cleptócratas; Geithner, de la reserva federal de Nueva York y un monetarista de Berkeley, tan de derechas como la propia Universidad de Chicago.”
Demasiado se ha dicho y escrito hasta hoy sobre Barack Obama y su gabinete. Sin embargo, es la punta de un iceberg cuya verdadera dimensión está por verse. Mucho más se dirá y escribirá en lo porvenir. Solamente estamos al inicio de una nueva etapa gubernamental, cuya carta de presentación es la agraciada e irreverente figura de un afroamericano de orígenes humildes, que supo escalar hasta el codiciado despacho oval, y que asegura tener bien agarrado el cuchillo para ser él quien en definitiva corte el pastel.

Comentarios

  1. Excelente, Carlos P. Por acá, seguimos esperando que los cambios por allá nos salpiquen.

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